martes, 29 de julio de 2014

EL FIERO OPOSITOR PABLO MORILLO.


General Pablo Morillo.
 Amigos invisibles. Como la Historia no se divide entre héroes y villanos y mucho menos se parte este concepto crítico mediante consideraciones subjetivas que pululan entre el odio o el amor, vamos ahora a reconsiderar cuestiones mal vistas desde nuestros tiempos juveniles cuando aún se estimulaba el pensamiento con recuerdos tenebrosos que hacían perder el sentido de la realidad, como el caso simbólico de que los españoles durante nuestra guerra de Independencia fueron unos perversos asesinos y que por el contrario los llamados patriotas, y entre ellos se contaron algunos españoles y canarios, se portaron de una digna manera, sin excederse en nada, y esa cuento tan portentoso y digno de Charles Perrault caló en nuestras mentes infantiles y hasta de juventud, pero que después de lecturas y diálogos interiores  llamados a despertar la conciencia, pudimos entender realidades para hilar por lo fino en cuanto pudo ocurrir con aquella llamada guerra fraternal, que entre muchas es la más desgraciada, donde de parte y parte contraria salieron a flote danzas macabras o escenas silenciosas como para repetir en el jardín de las esperides.  Pues bien sobre estos parámetros que aclaran el panorama sin sentido donde todos podíamos tener cabida, dentro de las matanzas consensuales  porque el fuego y ardor no cesaba en los campos guerreros por obra o decisión del rey Fernando VII que veía aquello de nunca acabar, como en Numancia, y como donde gobierna capitán no manda marinero de un plumazo decidió acabar con la guerra en Costa Firme americana, sin recapacitar dos veces porque el jaleo de España  y de los gabachos fronterizos era suficiente como no dejarlo dormir y entrar en el estrés, de modo que ordena buscar por entre sus oficiales destacados alguno de fuertes braguetas capaz de pasearse por el Norte de Suramérica que pudiera hacerle frente al disparatado campo de acción militar que se hallaba en tres y dos, porque según los analistas críticos para el momento de esta decisión gran parte de Venezuela, digamos por caso, se mantenía afecto a la causa del Rey, como dueño y señor indiscutido (¿?) de estas sus posesiones materiales y espirituales americanas, aunque entre fusilamientos y terror por variadas razones otro tanto de americanos se afiliaban a la causa republicana, mas como se dice “con un pañuelo en la nariz” por los desmanes habidos entre las partes contendientes de palabras y hechos. En este medio propicio a la pacificación a que aspiraba en rey borbónico aparece todo un personaje forjado en su contienda patria, lo que le da méritos y nombradía para venir al mando de una flota y un ejército para aquí calmar los ánimos controvertidos y ese personaje como de novela realista al estilo Pérez Galdós, donde todo se puede, es el general Pablo Morillo Morillo, venido de abajo del substrato pobre y pastoril español pero que fue escalando ascensos y posiciones por su gallardía y méritos heroicos indiscutidos. Vamos pues a pasearnos un poco por la vida de este hombre que tanto como Bolívar, o Sucre, Urdaneta o Páez, está íntimamente ligado al corazón de Venezuela y al de su tierra que lo vio nacer y formarse, que es Zamora, en los tiempos de las guerras llamadas napoleónicas.

Rey Fernando VII.
 Pero como aquí es imposible señalar toda la impecable y nutrida hoja de servicios militares a objeto de que ustedes tengan una idea de quien Fernando VII envió a Venezuela para combatir a Simón Bolívar y los suyos facciosos, solo mencionaré título, grados, nombramientos y otras cualidades públicas o militares sobre este héroe y fogueado militar que por su hidalguía terminó siendo amigo de nuestro Libertador. 1)  Nacido  en Zamora el 5 de mayo de 1775, de 16 años (1791) se alista en el Cuerpo de Marina, tomando parte en el desembarco insular de Cerdeña y luego en el sitio de Tolón (1793), donde es herido.  2) En Cataluña por méritos es ascendido de soldado raso a cabo (1794). 3) En 1797 es Sargento Segundo, siendo hecho prisionero en el navío San Isidro.  4) Vuelto a la libertad se enfrenta al bombardeo de Cádiz por los ingleses, y participa en la famosa batalla de Trafalgar (21-10-1805) contra el almirante inglés Horacio Nelson, de cuyas resultas cae herido y es hecho prisionero. 5) De nuevo en libertad actúa en la rendición de la escuadra francesa en Cádiz (1808) como oficial a bordo del  navío Argonauta. 6) En la Guerra de Independencia española (1808) contra el usurpador francés Morillo es subteniente  de infantería de Voluntarios de Llerena (2-6-1808), y asiste a la triunfal batalla de Bailén (primera derrota napoleónica), en que traba amistad con el general Francisco Javier Castaños. 7) Guerrillero en Extremadura y el Tajo, es ascendido a teniente y pronto a capitán, por servicios distinguidos.  8) Destinado a Galicia, se le aclama Coronel a propuesta de lord Wellington, con confirmación del título, sitiando así a Vigo, con 1.500 hombres, donde capitulan los franceses. En la batalla del Puente de Sampayo con 12.000 hombres se enfrenta y vence al mariscal Michel Ney (7-9 de junio, 1809), cuando le otorgan el título de “León de Sampayo”.  9) Combate en Castilla y Extremadura, Feria, Jerez de los Caballeros, Fuente Ovejuna (herido en el hombro izquierdo, etc.). (1810).  10) Marzo de 1811. El Consejo de Regencia de Cádiz por su distinción en el 5° Ejército lo nombra Brigadier de Infantería y su amigo el general Castaños lo pone al mando de una división de infantería (“un Jefe tan digno como V.S.” le escribe). Actúa  en acciones de comando contra los invasores franceses, y luego con su división se incorpora (10-1811) a las fuerzas del inglés sir Roland Hill, primer lugarteniente del Duque de Wellington.  En Arroyo Molinos y bajo sus órdenes  un batallón inglés y otro portugués ponen en graves aprietos a las fuerzas opositoras, como hecho de trascendencia militar, y al frente del 5° Ejército (2ª División) combate en Belalcázar, Talarrubias,  Sierra Morena y Villanueva del Duque, entrando a Cáceres “después de una correría feliz y gloriosa”.

 Y continúa su brillante hoja de servicios. 11) Abril de 1813. Reunidas cinco divisiones de infantería del 4° Ejército, Morillo es nombrado Comandante en Jefe de la 1ª. División, pasando con ella a Castilla y las Provincias Vascas para iniciar así desde el 21 de junio la liberación de España y mientras Simón Bolívar en el territorio ultramarino (Trujillo) decretaba la Guerra a Muerte. En Vitoria Morillo con el grado de General comanda una división, tocándole el honor de iniciar la gran batalla libertadora, por el flanco derecho, donde el zamorano es herido por cuarta vez y manteniéndose en el campo de lucha hasta el triunfo final, por lo que se le asciende a Mariscal de Campo (honorífico, el 3 de julio 1813) y se le otorga la preciada Cruz de San Fernando, de alta distinción militar, en momentos cuando la dominación francesa en España con la derrota habida tiende a su final.  12) Febrero de 1814. Ya en suelo francés con maniobras envolventes Morillo hace retroceder al mariscal Nicolás Soult hasta atrás de los Pirineos, por Pau, Burdeos y Toulouse, y luego de esta batalla los franceses firman la suspensión de las hostilidades, cuando Morillo  es jefe del bloqueo de Navarrenx y mientras su nombre ya se destaca en el campo de la política y defensa española. 13) Agosto 14 de 1814. Por estas circunstancias guerreras en Indias  se le designa Capitán General  de Venezuela y Comandante de la Expedición antisubversiva  a Tierra Firme.

Concluida así la Guerra de Independencia contra los franceses el general Morillo regresa  a la tranquilidad luego de haberse labrado  una página digna  en la Historia de la España Peninsular.  Y sin permanecer quieto porque su vida aún iba a dar muchas satisfacciones, pronto entraría  en un segundo capítulo  de su existencia, esta vez al otro lado del océano de las colonias ultramarinas españolas, a donde pronto fue escogido por orden Real y al mando de un ejército de pacificación de diez mil hombres y sus anexos, ejército bien provisto como triunfante en tantas batallas y entrenado para disipar las disidencias y conflictos de Indias aparecidos a raíz de la lucha antibonapartista recién concluida. Para salvar este imperio en decadencia Morillo arribará a Venezuela en calidad de General en Jefe y a la cabeza de un ejército formidable de veteranos como fuerza expedicionaria, de cuya actuación también dividiremos las hazañas y supuestos errores en la siguiente forma. 1)  Finales de 1814. Por orden de Fernando VII el ejército pacificador peninsular viene a enfrentarse a una feroz guerra civil ahora con sentido ideológico de la guerra a muerte, ante una tarea casi imposible de ejecutar porque las circunstancias aparecidas no estaban previstas, como bien conocía el protector de Morillo general Francisco Javier Castaños, aunque pise la América (Costa Firme) como Capitán General de Venezuela y General en Jefe (Comandante) del Ejército Expedicionario.  2) 1° de Abril de 1815. El rey Fernando VII previamente asciende a Morillo a Teniente General (1-4-1814) y luego con tal valioso rango comanda la expedición que zarpara de Cádiz  rumbo a Venezuela el 17 de febrero de 1815. Era compuesta de 65 buques principales, seis grandes cuerpos de ejército para formar doce cuerpos de guerra, y un total de 15.000 hombres armados. 3) 2-4-1815. La formidable escuadra entra al mar Caribe dirigiendo sus naos a Puerto Santo (cerca de Carúpano), a sabiendas que el valiente español y jefe victorioso José Tomás Boves había muerto en diciembre de 1814. Viaja a la isla de Margarita y como Pacificador Morillo decreta el indulto de los sublevados, mientras ocurre el infausto hundimiento del valioso navío  San Pedro Alcántara, con que se pierden todos los pertrechos militares (la paga, tren de artillería, etc.) traídos desde España para la pacificación prevista, lo que obliga al Comandante expedicionario a tomar medidas extremas con fin de conseguir recursos materiales.  4) 11-5-1815. Luego de expulsar desde Pampatar y con 3.000 hombres a los patriotas de Margarita (9-4-15), Morillo visita a Cumaná y La Guaira para llegar a Caracas, donde lanza una proclama alusiva, y sigue a los valles de Aragua, Valencia y Puerto Cabello. 5)  5-7-1815. Morillo al mando de su ejército sale para el Virreinato de Santa Fe, en Santa Marta es aclamado, y luego ante la amurallada Cartagena de Indias que no se rinde y sin aceptar la oliva de la paz, el zamorano desenvaina la espada militar y sitia bloqueando al puerto y la ciudad durante tres largos meses (22-8- al 6-12-1815), que finalmente cae en su poder, tipo Numancia o Sagunto, asedio en que murió de hambre y calamidades una tercera parte de su población (6.000 personas), mientras hay ejecuciones,  se crean tribunales de guerra y Juntas de Secuestro de bienes, con que se mantiene el ejército en campaña. Por esta hazaña militar contra los insurgentes americanos el monarca Fernando VII le otorga a Morillo el título de Conde de Cartagena y la Gran Cruz de la Orden Isabel la Católica. 6) 1.817. Conseguido el dominio de Nueva Granada Morillo regresa a Venezuela para reducir los focos de resistencia patriota restantes en este país y continúa hasta Margarita. 7) El 17-8-1.817 Morillo parte rumbo a Cumaná. Un vez triunfante de esta reducción antirrevolucionaria, por la vía de Tunja el pacificador Morillo resuelve esta vez seguir al centro de Nueva Granada, de donde llega a Zipaquirá y al día siguiente a la capital Bogotá, que lo recibe con arcos triunfales. Por causas de seguridad dispone tomar medidas severas frente a una posible sublevación observada, mas en ello sabía perdonar y oír las súplicas ciudadanas, razón mediante la cual ordena poner en libertad a diversos prisioneros, aunque en caso contrario a su deseo pueda aplicar la pena de fusilamiento entonces necesaria contra ciertos rebeldes de postín (años después el general Santander lo haría igual contra 39 oficiales realistas que estaban prisioneros). Y una vez que de esta manera apacigua el virreinato resuelve volver a Venezuela, donde nuevamente anda sublevada la isla de Margarita. 8) 3-1816. En Mompós (Magdalena) a Morillo preocupa la intervención británica a favor del bando patriota, mientras Bolívar se rehace en Guayana con pertrechos ingleses y sin que Morillo obtenga refuerzos de su parte, al tanto que los rebeldes patriotas forman expediciones en islas antillanas, por lo que el pacificador Morillo pone a Madrid en cuenta de la situación denunciando a posteriori un triunfo de la causa independentista americana, aunque con este conocimiento y en defensa de su convicción y valores que porta  ante las disidencias ocurridas entre los rebeldes y los preparativos militares de Bolívar en Haití, el zamorano resuelve volver a Venezuela para organizar la defensa y se establece en el epicentro sabanero de Calabozo, cerca de los lanceros del opositor general Páez, cuidando así los llanos y puertos necesarios.  9) Año 1817. Año difícil para Morillo rodeado de escaramuzas, combates y tentativas, hambre, enfermedades, clima malsano, ausencia de pertrechos, de dinero y de refuerzos militares. La guerra es entonces general en el país.  10) Año 1818. A mediados  de año aún cuando Morillo obtiene éxitos militares la situación sigue en forma pesimista por la falta de ayuda proveniente de Madrid y la conciencia libertaria del americano. Y además por errores tácticos ocurridos como la división del ejército en San Fernando de Apure y la terquedad de invadir a Margarita en cambio de Guayana, que debilitan la posición patriótica aunque en general los monárquicos siguen adelante temiendo eso sí al fenómeno Páez.  Morillo entonces inicia una campaña de Calabozo a El Sombrero, prosigue y en la llanura de Semen o La Puerta  bate a Bolívar con un  ejército de 2.900 hombres, siendo herido el zamorano a través de un lanzazo que lo atraviesa por el abdomen, de lo cual no se repondrá por completo durante el resto de la vida. 11) La campaña de 1818 va a favor del héroe de Sampayo mientras Fernando VII por su valor y ejemplo le asigna un segundo título nobiliario de Castilla, o sea Marqués de La Puerta, luego del recibido condado de Cartagena.  12) Fines de 1818. Morillo, de tez morena, ojos vivos, voz fuerte, alto, de arrogante figura y de una magnífica memoria, en sus 45 años de edad se hallaba en Caracas pensando en los rebeldes llaneros que intuye alcanzarán la independencia de su patria. Pese a estar malherido de la pierna izquierda  vuelve a Calabozo para dirigir las operaciones militares contra esos centauros sabaneros del Apure, corridos hasta el Arauca cuya docilidad y empeño está en manos del general José Antonio Páez, mientras Bolívar prosigue atento al ascenso de los  soldados veteranos ingleses que ya apuntalan el ejército patriota. Por su parte el libertador Bolívar atraviesa los Andes colombianos, combate en Boyacá y ocupa a la capital del virreinato, pareciendo sentirse que todo está acabado el capítulo guerrero. Y así Morillo lo escribe a Madrid, porque cuando lleguen pertrechos ya será tarde para cumplir el cometido.   Del otro lado de la mar océano también las cosas se ponen color de hormiga, porque con el alzamiento militar en España de Rafael del Riego (enero de 1820) y la licencia de sus tropas el espectro americano se torna muy oscuro, de donde el pusilánime borbón Fernando VII sin consulta mayor ordena a Morillo entre en conversaciones con Bolívar a objeto de buscar la paz del conflicto mediante un armisticio y regularización de la guerra, lo que le trae proferir  al mismo Morillo un ¡carajo¡ sonoro, porque en ese momento preciso Morillo a su pensar tenía ganada la guerra, y sin embargo frunce el ceño  y luego se dispone a pactar lo ordenado para con el contendiente  Bolívar.

General Francisco Javier Castaños.
 Mientras vuelve a pedir el relevo de su mando en América, después de seis años de combate en el medio ecuatorial se halla enfermo, decaído, doliente del lanzazo de Semen, con escorbuto y almorranas, al tanto que recomienda para su cargo al valiente general Miguel de La Torre. Morillo busca una solución honrosa con los patriotas americanos, que incluye el perdonar sus enredos legales y reconocerles los títulos como ascensos alcanzados en la guerra. En ello Bolívar continúa radical para aceptar la República de Colombia y así recibir a los comisionados españoles, mientras Morillo con pesar escribe “puede decirse que se acabó en Venezuela y Nueva Granada la dominación española”. Entonces entre grietas y desilusión cunde el escepticismo. Finalmente se escoge como lugar de las conversaciones a la prócera ciudad de Trujillo para firmar los acuerdos y tratados que incluyen armisticio, regularización de la guerra, reconocimiento de Colombia (por ende el de los demás países hispanoamericanos) y el nacimiento del Derecho Internacional Americano (canje de prisioneros, sepulturas, derechos humanos, etc.). 12)  25 y 26 de noviembre de 1820. En Trujillo se firman los tratados entre las partes de Armisticio y Regularización de la Guerra, mientras Bolívar permanece en el cuartel de Sabana Larga y Morillo en el cuartel de Carache. Así finaliza oficialmente la llamada y salvaje “Guerra a Muerte” 13) Santa Ana, 27-11-1820. Ambos ejércitos y ambos líderes, Bolívar y el anfitrión Morillo se abrazan en dicha ciudad para restañar heridas ocurridas durante la guerra civil y fratricida. 14) 3-12-1820.  El Marqués de La Puerta entrega el mando del ejército español en Tierra Firme al vizcaíno general Miguel de La Torre y Pando, y el 17 del mismo mes  de diciembre (luego luctuoso por el fallecimiento de Bolívar) embarcó en la corbeta de guerra Descubierta rumbo a España por la vía de Inglaterra y Cádiz, para en marzo de 1821 ya estar en Madrid donde fue muy bien recibido y adeudándole bastantes sueldos atrasados el gobierno español.  Allí encuentra a España llena de tumultos y turbas, por obra de la política imperante, afiliándose entonces al partido constitucional moderado, suerte de liberal-conservador.

Dada la fama que lo envuelve pronto es nombrado: 1) 4-5-1.821. Capitán  General de Castilla la Nueva, con residencia en Madrid, y Ayudante de Campo y Gentil Hombre de Cámara  de Su Majestad, de donde ante los acontecimientos que subsisten y la situación peligrosa el monarca Fernando VII  lo inviste con el cargo de Coronel interino de Ingenieros de los dos regimientos de Reales Guardias de Infantería, con fecha 1° de julio de 1822, cargo interino por 18 meses manteniendo el orden respectivo y que dimite  por presión del repudio popular contra el Rey y para practicar entonces una cura de aguas termales en su delicada salud. En Zarza de Plasencia es detenido el personaje que tratamos y así regresa a Madrid, pensado entonces durante el camino ser más beneficioso un absolutismo practicable que una constitución ingobernable. Cosas de la época. 2) 7 de febrero de 1823. Es nombrado General en Jefe del 2° Ejército de Reserva con mando en Galicia, donde sufre tentativas de asesinato y halla tropas desmoralizadas por múltiples causas, apoyando algunos insurrectos a los franceses invasores denominados “100.000 Hijos de San Luis”, que entran a Madrid sustentando las pretensiones absolutistas de Fernando VII, para acabar con el llamado trienio liberal, acogiéndose así Fernando VII al absolutismo francés. Pero ante la suspensión del Rey Morillo allí se erige en Jefe de Estado Provisional del Noreste de España, mientras que para salvar la paz de su gobierno crea la dictadura, pero al ponerse de acuerdo Fernando VII con los Hijos de San Luis, y sin querer el zamorano pactar una rendición con el invasor, el rey priva del mando gallego al general Morillo, aunque después Su Majestad lo confirme en el mismo mando de Capitán General y de Presidente de la Audiencia.  Luego para defender la monarquía y frente a lo anárquico existente Morillo participa en la Primera Guerra Carlista (1833-40), en apoyo a la Reina regente Cristina, vuelve a combatir en Galicia y no pasa nada trágico allí debido a su experiencia, mientras piensa solicitar su dimisión del cargo hasta que le es admitida. 3 ) Agosto de 1823.  Deja su empleo y se une a tropas españolas que mantienen la legalidad del reino, con que rinde las plazas de Vigo y Cataluña, restituyendo luego la paz en Galicia. 4) 1824. Desde La Coruña el 1° de enero  se embarca rumbo a Francia por oponerse al régimen absolutista, y de allí viaja a los Pirineos para la cura de aguas medicinales prescrita, mientras las intrigas y purgas se suceden concluida la restauración del monarca Fernando VII. 5) 1832. Nuevamente es Capitán General de Galicia, y también en 1836, pero regresa a Madrid por quebrantos en su salud y la necesidad de su presencia en la Corte. 6). En tiempos de la predicha Primera Guerra Carlista (1833-40) y en apoyo a la Reina Regente Cristina,  Morillo lucha contra los absolutistas contrarios que apoyaban al pretendiente real Carlos María de Borbón. Poco después se traslada a París a fin de vivir  al lado de su esposa y los cinco hijos, luego de dieciséis años de actividad y lucha con los principios que sustenta. Allá Morillo y su familia se radicarán por seis años más, donde fue visitado por altas personalidades francesas y americanas.

Abrazo de Santa Ana.
 Ciento cincuenta combates y cinco heridas de guerra marcan su honrosa carrera militar. 7) 1830. Regresa a Madrid y después continúa hacia Andalucía para seguir en la cura de sus enfermedades. 8) Luego a Morillo se le vuelve a nombrar Capitán General de Galicia, imponiendo allí la autoridad, y en dicho cargo recibe la distinguida Gran Cruz de la Real Orden de Carlos III (la más codiciada condecoración española), siendo por cierto este rey Carlos quien viene a ser el creador de lo que en el contexto geográfico y político es Venezuela. Luego Morillo, que está inscrito en la Lista de próceres del Reino, por sus calamidades  y achaques pide ser relevado del cargo y sigue a Madrid, aunque por el lanzazo de La Puerta vuelve al balneario de Bareges, en el Alto Pirineo francés, donde rinde su vida heroica el 27 de julio de 1837. Sobre ese pecho aguerrido se posaron la Gran Cruz Real de Isabel La Católica, la de Carlos III, la  laureada de San Fernando, y muchas por acciones de guerra y de la carrera militar, amén de los destacados títulos reales de nobleza que en vida le fueron concedidos. Murió pobre pero con grandeza de su proceder.

El que tiene ojos de la realidad que vea. Aquí y por encima de prejuicios o distorsiones diremos que Morillo fue un militar de cuerpo entero y el único que así ha luchado en Venezuela, sin entrar en otras apreciaciones subjetivas que se pueden sostener. La Historia siempre la han escrito los vencedores y nunca los vencidos. Mas ahora me pregunto en este caso como historiador,  que su nombre extrafronteras (el de Morillo) aún no ha sido bien colocado en los anales de la historia del siglo XIX, ni menos en los entresijos críticos que le tocó vivir en España y en Colombia (la miseria, por ejemplo), donde pareciera que aún el resquemor o la mezquindad  hacen gula de su prebenda. Surgido de la nada pueblerina alguien hasta podría hacer un estudio comparativo con Bolívar y más en estos tiempos de amplitud dialéctica, donde no se puede concebir con fantasías erráticas ajenas a los hechos causados. Por lo demás dejo en su libre albedrío analizar a fondo a este importante personaje que podría ser ejemplo para muchas generaciones, dentro de lo que le tocó vivir.

Por algo buena parte de sus títulos y prendas de valía reposan  exhibiéndose entre los bienes de la Real Academia de la Historia, de Madrid, donde se pueden visitar.

NUESTRA GUAYANA ESEQUIBA (3).


 “El Dorado” de la Gran Bretaña. Para sustituir al decadente imperio español en Venezuela Inglaterra penetra con finura y ya en 1838 posee dentro del país 26 casas de comercio, así como en 1867 se atreven a instalar sobre el río Caura la colonia Pattisonville, de corta duración. De zarpazo en zarpazo en 1878 el inglés ha llegado a la cuenca del río Cuyuní, donde sabe que hay oro y diamantes, reclamando también con la impotencia venezolana (por las guerras y pobrezas) territorios en las bocas del Orinoco y especialmente en las áureas minas de El Callao, que pronto hablará inglés creole.   En 1880 los piratas británicos con sus colonos y asientos invaden terrenos patrios entre el Amacuro y el río Pomarón, cuyo resultado como dijimos fue el rompimiento de relaciones diplomáticas, mientras los ingleses hacen caso omiso de retirar sus migrantes.  En 1886 los ingleses victorianos sin respetar líneas divisorias cruzan el río Yuruary y ya extienden sus límites coloniales hacia las  minas de El Callao. Luego para noviembre de 1890, con el inmenso daño que se ha hecho a la depauperada Venezuela los británicos usurpadores con sus falacias territoriales han ocupado a juro los 203.310km2 desde el río Esequibo, la rica cuenca del río Cuyuní, numerosos caseríos venezolanos y hasta las fundamentales bocas del río Orinoco, en cuyos sitios los navíos británicos considerándose dueños cobran “una especie de peaje marítimo”. Continúa.

lunes, 7 de julio de 2014

LAS ROBOLUCIONES EN VENEZUELA.



José Tadeo Monagas
Amigos invisibles. Les parecerá a ustedes extraño y hasta equivocado que yo así titule el nombre de este artículo con el neologismo, pero en verdad no estoy salido de quicio pues lo que quiero expresar es una realidad latente que ha existido en nuestro país casi desde el comienzo de la independencia republicana derivado ello quizás sobre ciertas formas de pobreza atávicas cuando los vivos robolucionarios salen adelante, utilizando así el neologismo de marras tan usual en la Venezuela contemporánea, y porque tanto antes como ahora excediéndose en los asuntos del estado muchas capas de la población se lucran de una manera exorbitante. No ha habido manera de que esto se pueda disminuir, ni con tribunales especiales que funcionen en tales casos, por lo que el vicio enfermizo del saqueo o la rapiña en sus diversos especímenes forman parte ya de la sociedad venezolana en especial política, aunque puedan existir islas incorruptibles que sirven de coraza a tan terrible mal. Pero como es el momento llegado en este blog quiero ahora referirme a ese señuelo de “revolución” cacareada que como montoneras o guerras civiles de poca o mayor duración y sin verdadero contenido ideológico y sí personal, tanto han enfermado enervando a la sociedad venezolana, porque cada comparsa de interesados por distintos cauces queriendo llegar hasta las ubres del poder, sobre escritos dudosos salpicados de naderías, o con la lanza y el espadón al cinto por temporadas seguidas han llenado de luto las bases familiares sobre cuyas cenizas se ha construido la patria y de aquí que las consecuencias sean nefastas, casi para recordar la “sangre sudor y lágrimas” al estilo de Churchill, o el sentencioso nido de alacranes, a que se refirió el reciente difunto general Alberto Muller Rojas. De aquí que sin más preámbulos siniestros vamos a señalar algunas de esas famosas revoluciones, que en su gran mayoría no terminaron en nada sino escaramuzas caídas en las cornucopias de las roboluciones orquestadas, sin fundamentos sólidos salvo las pinceladas izquierdistas radicales o el comienzo aparatoso que distingue a la Venezuela cursante a partir de 1945 que aún perdura en nebulosas, cambios en los hechos históricos que señalaré con cierto sentido cronológico para evitar largas explicaciones previas pero que en lo resaltante para poner un término, puede entenderse así:

Revolución de Independencia. Es la primera y más importante ocurrida entre 1810 y 1821,  con sus éxitos y desatinos en los cambios de estructuras, donde suben y bajan personajes que terminan en héroes o cobardes villanos, todo plagado de signos personalistas que desembocan en nacientes caudillos republicanos o rezagados monárquicos y cuya figura principal será Simón Bolívar, personaje de leyendas de variada forma que en medio de desengaños triunfa para construir la patria, cuando la mitad de su población perece en el holocausto  y se vislumbran años de incertidumbre  y miseria aunque algunos se enriquecían entonces como nuestro admirado llanero general José Antonio Páez. Cuatro o cinco serán los resaltantes de esa coyuntura, pudiéndose contar fuera del Libertador al mismo Páez, Sucre, y Urdaneta. Aquí se evidenciaron los futuros caudillos del país.


Antonio Guzmán Blanco.

      Revolución de Las Reformas. (1835) Nada reformó, olorosa a naftalina y al contrario quiso mantener viejos esquemas que buscaban el regreso a la Gran Colombia federalista  y el enfrentamiento de los godos y mantuanos. El eje central fue la destitución del presidente doctor José María Vargas, un tanto pusilánime, desentendido y nada afecto al poder que había pasado muchos años en Europa sin defender aquí la patria, aunque el general Páez lo protege entonces. Cerebros de esta conspiración revoltosa, antioligárquica y militarista fueron muchos bolivarianos que añoraban el tiempo pasado, y otros como el oficial acomodaticio Santiago Mariño y el traidor Pedro Carujo, miembro de la conspiración septembrista de Bogotá y capaz de cualquier cosa. Fue el primer golpe de estado ocurrido en la república de Venezuela.

            Revolución La Popular. (1846).  De origen campesino, social agropecuario y contra el poder de los terratenientes. La crisis económica y el ajetreo social, como el rechazo al presidente Carlos Soublette fueron detonantes con serios encuentros cubiertos de sangre entre facciones liberales y conservadoras, destacando el conservador Antonio Leocadio Guzmán y el temible general Ezequiel Zamora. Son tiempos del inicial y fuerte poder de los hermanos Monagas. Con la captura del general Ezequiel Zamora baja la tensión guerrillera rural y se aquieta el país en sus contiendas, mediante acuerdos positivos entre conservadores y liberales.

    Revolución de marzo de 1848. Alzamiento militar que por primera vez derroca un gobierno legítimo en Venezuela, acaudillado por el turbio traidor  Julián Castro, de la confianza anterior de los hermanos Monagas, mientras la centralización del poder es desechada en el país y aparecen el sectarismo, los abusos oligárquicos, la corrupción y el pésimo manejo del gobierno central, lo que se une a la crisis de exportación, la escasez y en cierta forma el hambre. Al tiempo de estas calamidades José Tadeo Monagas de nuevo en el poder por segunda vez se enfrenta ahora a la sublevación de Julián Castro, quien lo  derroca  mediante la revolución de marzo al mando del referido Castro, mientras el oriental cavila y piensa otra vez en el perpetuación del poder familiar mediante un gobierno nepótico. El alzamiento de Castro pudo reunir un oscuro y heterogéneo  grupo de opositores, que se unen al fantoche de Castro, mientras que Monagas como presidente  reelegido previendo la caída  del poder renuncia el cargo y se asila en el consulado de Francia, para desterrarse después.

Revolución o Guerra Federal Conservadora. 1859-1863. Fue el más sangriento de los conflictos internos del país independiente (350.000 muertos en un despoblado territorio) y revolución de verdad aunque no en el sentido estricto de la palabra. Duró cinco años en una carnicería sin pausa  para llegar a nada dentro de los conflictos s resolver, enfrentando en ideas y hechos al viejo sistema conservador  las nuevas tendencias liberales, con la aparición de nuevos caudillos en el escenario nacional, como Antonio Guzmán Blanco, triunfador final en la contienda y beneficiario del país en ruinas mientras muere asesinado el temible Ezequiel Zamora. Con deseos de autonomías provinciales fue una guerra de guerrillas y robos,  salvo la sanguinaria y pirómana de Santa Inés (muertos quemados vivos) y la numerosa de Coplé. En esta contienda surgió el Zamora popular y el Falcón (Juan Crisóstomo) enemigo en sí del poder, mientras se destruye el prestigio militar del general Páez. Al final triunfó el caraqueño Guzmán Blanco, amigo de las libras esterlinas y su idea atrayente de federalismo.

Revolución Azul y la fallida Genuina o Reconquistadora (1867-68).

Provino del descontento quedante de la  Guerra Federal, con el auge de los caudillos regionales opositores al coriano general Falcón, tendiente a reconquistar el poder con la bandera azul y la sombra de José Tadeo Monagas en la guerra civil desatada. Al final esta revolución azul tuvo más de l.000 bajas con el retiro del general Falcón y el regreso al poder del caudillo Monagas. 

Revolución de abril de 1870. En verdad sostiene actos guerreros civiles en el sur del territorio patrio por dos años luego de la marcha de Guzmán hacia la capital del país. Fue promovida contra grupos azules para instaurar en el poder al general Antonio Guzmán Blanco y que se inicia con el desembarco de dicho jefe caraqueño en aguas del estado Falcón (Chichiriviche), sumándosele en el camino numerosas tropas y líderes hasta llegar a Caracas en abril de 1870. Allí da comienzo el famoso “septenio” guzmancista lleno de situaciones picarescas cuanto lucrativas. La revolución en sí termina con la toma de Caracas, pero siguió convulso su gobierno con algunos militares inconformes, hasta 1872. El ejecutivo Guzmán enfrenta a la iglesia católica, se llena de negocios que producen riqueza, atrae a grupos liberales puestos en duda, abre las puertas a las leyes civiles y obtiene el apoyo necesario conquistando la comunidad masónica de Venezuela.

Revolución de Matías Salazar. Vuelto del exilio en 1872 y rodeado de jefes conservadores Salazar se alza en armas contra su protector Guzmán Blanco, quien dispone tropas para ir en su aprehensión. Luego de algunos encuentros guerreros el general Salazar es hecho preso y traído a Tinaquillo, donde se le sigue juicio militar y  de sus resultas es condenado a muerte por traición a la patria, ante un pelotón de fusilamiento, previa la degradación militar. Su ejecución, dirigida por el expresidente Julián Castro, fue vista por el propio Guzmán, y luego ante su traición castigada tranquilo dijo el Presidente “Ese muerto es mío. Yo lo maté”.


Revolución de Coro, o La Colinada. Ocurrida entre 1874 y 1875 en dicha región para derrocar al gobierno del general Guzmán Blanco, con ideas reformistas de la constitución en boga. Debe su nombre en honor al general León Colina, alto jefe de la revuelta de 1870, siendo importante dentro del llamado septenio guzmancista. Colina una vez que se distancia de Guzmán y por considerarlo de autoridad tiránica y usurpada, se alza en Coro con otros cuatro jefes liberales y el conservador Galán, a lo que se unen con sus hombres el barinés general Pulido. La revolución terminó en un fracaso guerrero por lo que Colina con los suyos capitula ante la solidez del guzmancismo con los caudillos regionales, expatriándose del país hasta 1877.

Revolución  Reivindicadora (1878-79).  De las glorias guzmancistas, fue una disputa personal por el poder llevada al campo de las armas y habida entre compañeros y adversarios del general Antonio Guzmán Blanco por causa desatada en la dura oposición a este caraqueño que lidera el general Francisco Linares Alcántara, mientras se derriban sus estatuas  porque el mentado Linares no quería que Guzmán se eternizara en el poder, de donde los guzmancistas con Gregorio Cedeño y Joaquín Crespo a la cabeza, en febrero de 1879  al frente de 14.000 soldados entran a Caracas y toman la ciudad esperando a que el Congreso al europeísta (vivía en Europa) Guzmán lo nombre Presidente por cinco nuevos años, devolviéndole así el poder  y llamando a dicho período “el Quinquenio”. La revuelta se inició en Valencia el 28 de diciembre de 1878,  con Cedeño a la cabeza de los insurgentes, mientras que el gobierno de turno debió capitular en La Victoria, donde se inmolan 2.000 combatientes y respetándose  la vida de los demás derrotados.

Revolución Legalista (1892). Tuvo lugar en el fondo porque el vivo presidente llanero Raimundo Andueza Palacio quiso continuar prolongando su permanencia en el poder mediante una reforma constitucional, con que amplía el período de dos a cuatro años como lo estipula la constitución llamada “suiza”. Por esta circunstancia el siempre aspirante a dicho cargo ejecutivo general Joaquín Crespo se alza en armas en su hato guariqueño El Totumo, el 11 de marzo de 1892, y se va a la guerra acompañado de varios generales de importancia e ideas también guzmancistas en una revolución que se extiende por el país. Esta guerra civil termina cuando Crespo y los suyos entran a Caracas con aguacero encima el 6 de octubre de 1892, a la cabeza de 10.000 combatientes y con un saldo de 4.000 muertos y 2.600 heridos, con que se inicia una nueva dictadura militar del segundo mandato crespista. Desde luego que se procedió a una reforma constitucional sobre votos y el cambio del período presidencial  a cuatro años que beneficia por tanto al llanero Crespo.

Revolución de Queipa (1898).  Es un típico movimiento caudillista como guerra civil que se inicia  por el enorme fraude electoral en elecciones viciadas (1897) ocasionado contra la candidatura del general José Manuel Hernández, ganada en buena lid por este opositor y desconocida por el gobierno. La contienda duró del 2 de marzo al 3 de junio de 1898, iniciándose con el alzamiento del general Hernández y los suyos en Queipa de Carabobo, como reclamante del triunfo. Y para combatirlo  a favor del régimen en el poder aparece la figura de Joaquín Crespo,  que protege al presidente Andrade y quien luego de algunos  enfrentamientos muere en el aciago combate de la Mata Carmelera (Cojedes), al que asisten 2.300 soldados de ambas partes.  Con la prisión del valioso e inteligente Hernández finaliza esta  frustrada revolución.

Revolución Liberal Restauradora. (23-5-1899 a 23-10-1899). Revolución romántica y liberal con carácter epopéyico liderizada por el intrépido y valiente general Cipriano Castro contra el desgobierno del general Ignacio Andrade, violador de la Constitución Nacional, quien con apenas 60 hombres invade a Venezuela por el río Táchira, reúne inicialmente 1.500 seguidores y con otros contingentes que se le unen, como los del general José Manuel Hernández, cinco meses después luego de una inusitada campaña militar con triunfos seguidos como el feroz de Tocuyito (donde luego de derrotar a 5.500 soldados del ejército nacional éste tiene 1.000 bajas), asciende a la Presidencia de la República, en Caracas, una vez que el expresidente Ignacio Andrade temeroso ha huido del país. Como resultado comienza a participar en la política nacional  el grupo humano andino,  al tiempo que desaparecen también el hegemónico y llamado Liberalismo Amarillo y muchos viejos generales.


Juan Vicente Gómez.

Revolución Libertadora.    (La Victoria 19-12-1901—Ciudad Bolívar  22-7-1903). Formada por una coalición de caudillos cuya cabeza era el banquero Manuel Antonio Matos y aliada con empresas transnacionales que por los desafueros políticos y económicos que llevaba a cabo el general Cipriano Castro, buscaban derrocarlo  del poder. Tuvo varios detonantes, como el cruento vejamen con los banqueros y su obligación de préstamos al gobierno, so pena de ser encarcelados, el ingreso inculto y mal visto de los andinos al poder (queriéndose así liberar los centralistas de ellos), los desafueros y desatinos presidenciales, el intento descentralizador y aislante castrista para restarles importancia a los caudillos regionales, la invasión guerrera por el Táchira de Carlos Rangel Garbiras, el alzamiento en Trujillo de Rafael Montilla (“Tigre de Guaitó), etc., por lo que una coalición de catorce caudillos regionales van a la guerra civil con Matos a la cabeza del levantamiento, apoyados por empresas transnacionales acreedoras del país (que luego ejecutan un bloqueo naval a las costas nacionales) sucediéndose combates y batallas diversas como la impar de La Victoria, con duración de veintidós días de pelea y miles de muertos cual fue su resultado. Ya en enero de 1902 la guerra civil se ha extendido por el país librándose muchas batallas como la célebre de La Victoria, la primera de su género y moderna en Venezuela y donde se encuentran 23.500 hombres (nov. 1902) luchando sin ceder, durante el mes de combate, mientras se derrotan definitivamente con rendición  los viejos caudillos por diversas rencillas  internas, poniéndose así fin a la guerra en Ciudad Bolívar, el 22 de julio de 1903, con lo que desaparece la última contienda intestina en el país.

La paz guerrera del general Juan Vicente Gómez  (1909-1935).

Al ser Castro alejado del poder  por su compadre Juan Vicente Gómez, hombre taimado, sereno y de una capacidad política reconocida, el país entra en una suerte de sosiego contrario a lo que desde la Independencia había ocurrido, mientras la economía con el café, el cacao y el petróleo marcan otra pauta en el desarrollo incipiente del país. Serán 27 años de poder sin pestañar, con el hombre duro que mantiene cárceles abiertas, estudiantes presos y políticos de bajo perfil, porque quien manda en Venezuela es Gómez. Sin embargo los intentos desestabilizadores no cesan porque es natural,  como el alzamiento del General Gabaldón en Santo Cristo,  las intentonas por el llano del doctor Vargas y Arévalo Cedeño, la actividad del heroico Juan Pablo Peñaloza y otros líderes andinos o la intentona severamente castigada por el desembarco de Delgado Chalbaud en Cumaná y algunos supuestos caudillos orientales cuyo destino final fueron las cárceles gomecistas o el exilio hacia el extranjero. Por ello el tiempo de Gómez fue de una paz fundada en las bayonetas y eso que llaman la delación o el espionaje. Sin embargo durante su largo mandato siempre existió una sórdida lucha contra la dictadura, como se expresa con los estudiantes del año 1928, el alzamiento del cuartel San Carlos, la huelga de los tranvías y la aparición de las ideas marxistas en cierta parte específica de la juventud venezolana, a la que ya se incorpora la participación de la mujer. Gómez muere en su cama de Maracay, tierra de militares, sin  que nadie hubiera podido destronarlo, salvo la muerte, dando así paso a un cambio de estructuras políticas en el país que se sedimenta para desaparecer la viejo, y se siembra la semilla de otra Venezuela que tiene como meta los negocios, el petróleo, la riqueza angular y al tiempo los negocios de lucro especulativo poco recomendables.  
Marcos Pérez Jiménez.

La revolución del 18 de octubre de 1945. 

Su triunfo fue resuelto por el descontento de los jóvenes militares, con bajos sueldos, frente a la casta incrustada que llamaran de la vieja guardia, y  que en mayoría no eran oficiales de carrera sino a la carrera, hecho de guerra que fue bastante lamentable, porque en tres días de combate de fuego y como 400 muertos y heridos de saldo, se saca del poder al primer militar demócrata que ha tenido el país, hecho repudiado mediante una coalición de civiles y militares desafectos cuyo ideólogo político era el señor Rómulo Betancourt, de extracción comunista y ahora de tendencia democrática, por conveniencia propia. En los tres años de este gobierno revolucionario que encabeza el dicho Betancourt se dictan nuevas leyes acordes con su tiempo y se toman medidas de carácter administrativo como en el campo petrolero, para diseñar una nueva estructura política del país. Sin embargo la nación no gozó de una completa paz por los enfrentamientos políticos ocurridos como de sediciones y alzamientos en algunas plazas militares, que fueron debidamente sofocados por fuerzas entrenadas,  valga recordar el alzamiento militar del general Juan Araujo Briceño, en el páramo trujillano de Tuñame, (12-12-1946), quien al mando de 2.300 dispersos campesinos que esperan armarse con fusiles traídos desde Maracay, no les llegó tal encomienda, lo que fue sofocado con tropas leales provenientes de Maracaibo, siendo este el último alzamiento caudillista ocurrido en Venezuela. Desde esa fecha y hasta la asunción al poder del novelista Rómulo Gallegos todavía hubo nueve conspiraciones de estado (enero de 1946, julio de 1946, septiembre de 1946, noviembre 1946, diciembre idem, julio de 1947, septiembre idem, febrero de 1948 y noviembre  idem, hasta derrocar definitivamente al presidente Gallegos el 24 de noviembre de 1948, con un cambio revolucionario de pensamiento. (para leer esto en detalles consúltese mi libro “Historia Oculta de Venezuela. Caracas, 2007).
Carlos Andrés Pérez.

La robolución entra por casa.  
A lo largo del presente trabajo explicativo   he llegado a aquello que se llama “noli me tangere”, o sea a lo intocable porque causa escozor o piquiña para expresarlo en término popular, pues con el arribo director al poder del general Marcos Pérez Jiménez, que hoy se le reconoce como el gran constructor de Venezuela, aunque no de sus mañas, a partir de ese final de año y durante la década que anduvo atornillado en el poder, al lado de dichas obras y por causa del impulso petrolero de capital se comenzó a incluir de manera descarada lo que ya el general Crespo llamaba la  corrupta “pichagua”, y otro tanto utilizó el bandido negociante general Guzmán Blanco. Para esa época del comienzo de los cincuenta en que  la robolución y el poder de hicieron uña y carne de manera definitiva  recuerdo como si fuera ayer las comisiones que por debajo de la mesa se entregaban a los robolucionarios de aquella ocasión, que tímidamente consistían en el tres o el cinco por ciento del valor de la obra y que ya al final de la época del ministro Gerardo Sansón todo el mundo sabía que era el 10% de su valor, sin aspavientos ni sustos, fuera de otras pequeñas comisiones extras que debían darse. Recuerdo también que en el entretiempo al merideño gobernador de Caracas, general por cierto, se le llamaba “general diez por ciento”, en alusión al caso, y así por el estilo.  Y ya de aquella época en adelante, para no cansar a mis estimados lectores fue subiendo la cuenta de pichagua hasta llegar a cantidades exorbitantes en cuyo meollo de dólares, interpuestos, testaferros, familiares y paraísos fiscales no quiero meterme, por ser el tema de muchos conocido. Y así habrá de continuar por bastante tiempo hasta cuando la verdadera ley se acuerde de estos delitos millonarios.  Oni soit qui mal y pensé.

NUESTRA GUAYANA ESEQUIBA (2).


La violencia territorial.  La Guayana Esequiba es  territorio venezolano  incluido dentro de la provincia de Guayana desde 1.777.  Su frontera este es el río Esequibo a partir  del nacimiento hasta el Atlántico.  De 1831 en adelante los vecinos ingleses estimulan la migración colonial  al oeste del Esequibo cada vez más, y en 1834 contratan al mercenario prusiano y experto en rebatiñas Roberto Schomburk para trazar a su gusto nuevas líneas fronterizas despojando territorios a Venezuela (trazado de 1834, del río Moroco al Esequibo, con 4.290 km2 de pérdida para Venezuela, pero un segundo trazado del malquerido Schomburk porque sí adjudica a Inglaterra en 1839 en forma norte sur la bicoca de 141.930 km2 del territorio venezolano, con el envío allí inmediato de colonos ingleses. Ante el reclamo hecho por Caracas el entonces poderoso imperial Londres sugiere otro zarpazo territorial, y en 1880 invaden con colonos terrenos situados entre Amacuro y el río Pomaron (aspirando apropiarse exorbitantes 203.310 km2, por lo que Venezuela rompe relaciones diplomáticas con Gran Bretaña(continuará).