lunes, 2 de julio de 2012

EL ADIÓS, CUMPLIDA LA FAENA


            Amigos invisibles. El concepto de muerte tiene varias interpretaciones como puede verse desde el portal alegórico de este trabajo. Porque en principio el deceso oportuno no viene siendo la interrupción de la vida sino cualquier otro episodio a señalar, valga decir el separase de la actividad mundana  entrando en el anonimato de la existencia, como suele ocurrir, o el caer en desgracia tan extrema que sin llegar a parásito de aquellos que pìntara Kafka, desaparece de la escena. Por eso hay un dicho palpable que reza; sonar aunque sea poco. Pues bien, con ello me refiero a la existencia humana y al tránsito que se tenga dentro de ella, con los pros y los contras que la vindicta histórica habrá de sopesar en la balanza de la justicia ciega, aunque como sabemos con las trampas que existen y desarrolla el ingenio humano, en el juego permanente se pueden cargar los dados sobre este particular absoluto, que lo están muy cargados para muchos, aunque poco a poco la realidad va saliendo a flote a pesar del duro camino que haya de enfrentarse.
            Pues bien, sobre esta portada explicativa que presento hoy quiero referirme a un venezolano de ejemplo que recorrió el tránsito vital haciendo el bien y mejorando el camino que tenía en pro de su patria, hasta cuando le rinde la existencia el cáncer que en dura batalla de tres años logró por fin exaltarlo a eso que llaman  el sendero de la fama donde ya pasado un tránsito de enseñanzas y de éxitos descansa para la vida eterna porque su nombre con merecido asenso formará parte de estas colecciones  que con un ritmo anual van enriqueciendo  el calendario de los hechos merecedores a tal prestigio  y por tanto a dicho renombre. No ha mucho murió, pues, ese hombre del que dejo constancia, en su natal Caracas, aunque la ascendencia por el lado paterno era de la región andina occidental, y la materna proviene de Colombia, pues allí casó su padre con una dama bogotana cuando el progenitor ejercía funciones diplomáticas en aquella ciudad del antiguo virreinato. El crecimiento del joven en referencia durante la infancia fue en la misma región andina de sus mayores, pero el padre a los ocho años de edad del infante lo lleva a Bogotá a casa de la abuela, para que sea educado en el conocido colegio  de San Bartolomé, que regentan de antaño los sacerdote jesuitas siendo raíz señera de próceres y altos personajes de la vida pública colombiana, entre los cuales se cuentan algunos amigos de quien les hablo, hasta el momento en que con lauros cosechados regresa a la cuna paterna siendo ya Bachiller de tal institución de cultura, tiempo cuando en conocimiento  de su estudio y por intercesión  del académico doctor Ángel Francisco Brice, directivo de la importante compañía petrolera Creole Petroleum Corporation, que es subsidiaria de la gigante Standard Oil Company, le escogen para enviarlo a proseguir estudios  de Ingeniería Química en los Estados Unidos. Por esa razón el bachiller bartolino viaja al Norte con este afán prioritario y primero se establece en Denver, importante ciudad de Colorado, donde en una escuela universitaria aprenderá a conocer el inglés americano para meses posteriores residenciarse en Syracuse, al norte de Nueva York, donde en la universidad de su nombre y famosa por los análisis de investigación científica habrá de recorrer todo el pensum  de materias referidas a la importante carrera de Ingeniería Química, siendo supervisado por profesores y tutores en el curso de su complejo estudio, hasta que con el título universitario en las manos regresa a Venezuela para revalidar tal diploma académico, pasando luego a integrarse dentro de la organización petrolera que es la primera de importancia en Venezuela, o sea la Standard Oil Company.
            De todos es sabido que para ese año de 1951 a Venezuela y de tiempo atrás se la conoce como una potencia sobresaliente en materia energética, que ayudó en buena parte a ganar la Segunda Guerra Mundial con los constantes envíos de petróleo a los campos guerreros aliados y que entonces vista su cercanía de los sitios de consumo, sus incalculables reservas de este oro negro, como en el argot aceitoso se le conoce, y las seguridades que tiene para su extracción en cuanto a los gobiernos de turno, dan un auge inconcebible a este país que anda entre los primeros productores del mundo. La carrera que se lleva es grande y muchas empresas de importancia trabajan en terreno apto desde 1918, cuando toma auge la industria extractiva de ese betún negro impregnado de gasolina emanando de la tierra en gran cantidad entre pozos petroleros que dominan a buena parte del Lago de Maracaibo y el Oriente de Venezuela, principalmente, con lo que se surte a  refinerías pequeñas del país y el extranjero, entre ellas a las vecinas Curazao y Aruba, pero como la producción aumenta  porque el consumo se expande en alto nivel, las dos casas matrices que lideran tal extracción piensan en montar grandes refinerías en la península de Paraguaná, y en tal empeño anda la Standard Oil, que ha empleado al novel ingeniero venezolano de quien hablamos, porque con prontitud lo envía a ese destino para rendir una labor inicial  partiendo prácticamente de la nada, a objeto de levantar con tesón y durante meses sin descanso apoyado de excelentes compañeros y viviendo en barracas importadas estilo motor home, esa inmensa refinería competidora únicamente en el mundo en capacidad con la existente en Abadán, de Irán, llamada por cierto de Amuay, que llega a tener ochenta kilómetros cuadrados de construcción diversa y que años después nuestro ingeniero químico luego de un ascenso consumado por méritos que acumula, vendrá a ser Gerente de dicho enorme centro industrial.
            La labor activa de quien nos referimos en el campo del petróleo es tesonera y muy extensa, durante más de treinta años de su ejecución, que lo lleva a escalar por innúmeros cargos y responsabilidades, porque así lo dispone esta Compañía para ir preparándolo  entre sus ingenieros estrellas con el fin de que rinda al máximo en diversos trabajos encomendados, entre los que llaman de campo hasta aquellos de oficina, por lo que al mismo tiempo dicho profesional es sometido a un extenso entrenamiento a lo largo de la carrera  meritoria que realiza, de donde también debe realizar viajes de estudio al extranjero en tantas oportunidades para ponerse al día en técnicas industriales muchas de las cuales son patentadas por la propia Standard o están en vías de investigación. Que recuerde por ello se desplaza  con frecuencia a centros especializados en los Estados Unidos y de Latinoamérica, y en sitios escogidos por esa compañía para perfeccionar a funcionarios de nota y otros empleados en diversas áreas  del proceso industrial, como pudiera ser Bogotá y Lima, o bien en Baton Rouge de Louisiana, donde dicho profesional permanece un año más de investigaciones y aprendizaje porque para entonces él ya es un técnico con carácter de profesor en las materias de su alcance. Ya en aquel tiempo de la carrera energética ha sostenido una labor de gran experiencia sobre algo que la Standard dedica gran esmero en Venezuela, cual es la producción subacuática de petróleo, con los problemas que ello contrae, por lo que nuestro ingeniero con un equipo entrenado bajo su dirección realiza operaciones submarinas petroleras en el lago de Maracaibo con vista a las aguas profundas, por primera vez en el mundo llevadas a cabo, que terminan en un éxito como obra de mérito y la tenacidad que de seguro aumenta de manera sustancial el valor de sus acciones empresariales en la Bolsa de Nueva York.
          Nuestro experto directivo comienza a recorrer escalas a lo largo del territorio patrio con su ya formado prestigio dentro del eficiente personal de la compañía como en las altas esferas de la misma, por lo que ya se le destina a trabajos de otra responsabilidad cuya orden le compete en primacía, como es el caso de ser Gerente de la refinería de Caripito, que a través de múltiples oleoductos abarca numerosos bloques productivos de la región oriental, mientras entran a producir otros campos valiosos, tal el caso de Anaco. De esas labores sustanciales este ingeniero superior es trasladado a Caracas para tener conocimiento exhaustivo de toda la problemática empresarial, que se maneja en privado desde la capital de la república y donde existe maquinaria importada de última tecnología o para el avance de la ciencia, como es ya el inicio de la cibernética y la computación en ese campo energético, que cada día eleva la empresa a nivel mundial y donde nuestro capaz funcionario atiende a cabalidad los trabajos que le son encomendados. Mas debido a la labor que esta industria ejerce de manera cada vez más avasallante y como Amuay con su producción sofisticada es la punta de lanza en Venezuela, que ya ronda sobre el millón de barriles diarios de petróleo, la empresa con rapidez resuelve designar a este ingeniero en calidad de Gerente de dicho enorme complejo industrial, que es una ciudad en sí, y donde se llega a tener tal pericia en el desempeño de las funciones que prácticamente no existen accidentes a lamentar, lo que es otro record mundial. Allí permanece un tiempo al frente de esa enorme responsabilidad y de los compañeros que le aprecian por el don de gentes y afabilidad, hasta cuando dicha empresa resuelve trasladarlo de nuevo a las labores de Caracas al mando de las oficinas ubicadas en Los Chaguaramos, o sea de Lagoven, desde luego con otras responsabilidades de alta gerencia ejecutiva.
          Pero es precisamente en esta época cuando la actividad del dinámico ingeniero va a tomar otros visos de importancia suprema, correspondientes en sí a los cambios de la política nacional que tienden a nacionalizar las llamadas empresas básicas, fábricas que sin cambiar la estructura interna  pasan a poder del Estado, aunque pueden serlo con diferentes nombres porque las diversas sociedades extranjeras una vez debidamente indemnizadas abandonan el país. Por esa razón este ejecutivo caraqueño debido a su alto conocimiento en materia del petróleo gira en 180 grados de actividad al formar parte del equipo gerencial que ahora pertenece al staff del Estado interventor pero que no toca el fondo autonómico de la sociedad porque conoce a ciencia cierta que el petróleo es la base fundamental de la riqueza en Venezuela y porque aquella Venezuela llamada por antonomasia saudita  requiere de buen capital o de ganancias para llevar el tren de calidad en que se vive, donde las fronteras del venezolano común ya no existen porque Miami, Nueva York, París y tantas otras capitales son parte de este juego internacional donde también se debate la sociedad venezolana. Y debido a sus amplios conocimientos el Gobierno Nacional a nuestro avezado administrador primero le encomienda exclusivamente la reconstrucción de la destruida empresa Petroquímica de Morón, creada por el presidente Marcos Pérez Jiménez y que había llegado a la triste situación de ser una oficina empleadora con el diseño burocrático del lento y protegido funcionariado público, de baja producción y hasta con varias fábricas cerradas, lo que cambiando su estructura por el de una empresa eficiente, competidora, y siguiendo los patrones taylorizantes del valor hombre-tiempo como otros ajustados a esa ruinosa situación, que aplica también un mismo diseño  en la subsidiaria empresa petroquímica El Tablazo ubicada en el lago de Maracaibo, y en  la específica de Cavim, para transformar todo ello en un emporio eficiente que no produce déficits anuales ni menos el mantenimiento del Estado, por lo que a su salida de tal cargo de responsabilidad marcha la empresa PEQUIVEN en ascendente producción y con un nuevo rostro de eficiencia.
          Poco tiempo después y por el nombre que sostiene en los medios profesionales respectivos, nuestro ingeniero en ascenso es designado para que dirija como Gerente a la refinería de Puerto La Cruz, antes perteneciente al extinto grupo  de la Menegrande Oil Company, donde bajo el aprecio gubernamental desde la espaciosa MENEVEN de Caracas va a desarrollar una labor y por sus saberes empresariales dirigida  en tres fases, porque con el conocimiento aprendido se dedica a desplegar el estudio óptimo  sobre el inmenso campo denominado Faja Petrolífera del Orinoco, de 300 kilómetros de largo por 30 de anchura, donde se descubre el famoso campo El Furrial, que al explotarlo cambia la geografía petrolera de Venezuela y trae de nuevo a importantes empresas transnacionales al país, transformando aquello en un emporio de riqueza y más cuando con la investigación llevada a cabo Venezuela se encumbra al patentar inventos orimulsionados sobre la extracción de petróleo pesado en dicha zona, por lo que bajo la dirección de este ingeniero se construye en parte el complejo diverso y petroquímico de Jose, el cual fue puesto en marcha con invitados internacionales del presidente de la república Jaime Lusinchi, siendo anfitrión de tal evento importante, el ingeniero caraqueño. Es el momento cumbre cuando al tantas veces citado profesional se le busca para ser no esta vez presidente de LAGOVEN, empresa donde llegó a manejar una plantilla de 46.000 empleados eficientes y como lo ha sido con el éxito palpable, sino de PDVSA (Petróleos de Venezuela S.A.) que para entonces era la primera o segunda empresa a nivel mundial, compitiendo así con ARAMCO, pero los hados del destino se interpusieron al entrometerse la política oficiosa en su designación y ya siendo aprobado su nuevo destino por el Congreso Nacional a objeto de tal nombramiento, una vez que nuestro personaje se entrevistara con el Jefe de la fracción parlamentaria de Acción Democrática, de mayoría en el Congreso, doctor Gonzalo Barrios, porque la “mano peluda” como se le llama, de un expresidente de la bancada opuesta, quien luego entregara el país a lo que estamos aún viviendo, llamó al palacio presidencial de Miraflores una vez que conversara con el expresidente Betancourt para presionar en el nombramiento a favor de un recien llegado, primo hermano de su esposa y que nada sabía de petróleo, por lo que en medio año de su baja gestión a una empresa totalmente sin deudas le dejó un mono de cifras en rojo montante a 3.500 millones de dólares, por la primera vez en tanto tiempo de su vida fiscal. Así son las cosas y más de la política.
            Al ingeniero químico de cuya carrera hablamos le llegó el tiempo de la jubilación, pero dada su competencia en esos campos científicos el Gobierno Nacional le pide que una vez pasado a retiro acepte encargarse de presidir el famoso proyecto llamado Cristóbal Colón, industria de gas a desarrollar en una extensa región gasífera (“acumulación gigantesca de gas”) que tiene Venezuela en aguas territoriales desde el suroriente de Margarita hasta colindar con la línea marítima que separa a Venezuela con Trinidad y Tobago, sitio que visitara por primera vez el almirante oceánico Colón. En Caracas se montaron amplias oficinas por la urbanización Bello Monte para continuar este jugoso plan y porque Venezuela adolecía de suficiente gas para el consumo interno, de donde  la importancia era estimable en tal empresa del campo petrolero. Nuestro reputado profesional para más conocer a fondo sobre la actualidad de esa competencia debió viajar al frente de una delegación a Indonesia y Australia, entre otros lugares de plantas establecidas sobre la materia en ciernes, y mientras Trinidad ni corta ni perezosa emprendía por su parte la creación de una empresa de gas a un  lado de la proyectada nuestra, que por cierto hoy funciona con buen rendimiento de exportación y de ingresos de moneda dura a esas islas vecinas. Pero a este proyecto ambicioso que ya tenía sociedad tipo join venture con sólidas empresas internacionales que fueron la Shell, Exxon y la nipona Mitsubishi, y otras del cartel petrolero por haber firmado el precontrato de su participación accionaria, pensándose entonces en construir barcos esféricos especializados para el transporte de gas comprimido y la compleja instalación refinera a establecer cerca de Güiria, pronto le llegó una desidia política fatal de parálisis acaparando los negociados impuros a tan bello proyecto que hoy nos solucionaría los déficits presupuestarios y la necesidad perentoria del consumo de gas, insumo fundamental que ahora importamos de Colombia, pues el cáncer o la polilla de la política parroquial destruyeron aquel serio trabajo que nuestro ingeniero trazó con su experiencia y con socios de la calidad señalada, para bien de Venezuela y de su población. Pasó entonces a la actividad privada en empresas líderes de encuestas y como consultor internacional en materia de petróleo, tal los casos de Colombia y México, que fue cuando se le presentó la enfermedad cuyo final he mencionado.
          Dejo así compendiada en tramos de pincel la vida de este hombre callado, humilde y dinámico que nunca quiso espectacularidades alrededor de su cabeza, porque los sabios son sencillos y prefieren permanecer a la sombra de los acontecimientos. Pero es hora de que ante la reciente desaparición física alguien eleve con orgullo el estandarte de su personalidad para ejemplo de quienes siguen en el camino de robustecer el nuevo país, y a fin de dejar constancia que Venezuela ni como país en su estructura ni como pueblo pensante ha de morir, así lo estimen algunos desorientados salidos del cauce natural de la razón. Me refiero en esta semblanza de estimación al venezolano Renato Urdaneta.

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