viernes, 15 de julio de 2011

SUPER ESPÍA VIVE EN VENEZUELA

Amigos invisibles. En verdad que para referirse uno a ese mundo tan oculto y arriesgado que es el espionaje real, diferente a lo James Bond, y más tratándose de las altas esferas de inteligencia, hay que tener guáramo, como se piensa, por lo difícil que es transitar un camino lleno de marañas e incomprensiones de alta peligrosidad y picardías, donde todo el tiempo se expone la vida, acaso por nada o por un ejercicio de deporte y hasta heroísmo, en la forma extrema en que sobresalieron expertos de pantalones y faldas en el arte marcial del engaño como Cinco Dedos, la Mata Hari, condesa de Quintanilla, Philby, Bourgess, científicos, políticos y muchos más de fama, digo, es complicado, y más cuando Venezuela tuvo participación  en ese escenario de sorpresas que se inicia y termina arrullado frente a una tranquila playa aragüeña.
Y entrando ya en materia como para abrir bien los ojos y el olfato policial comenzaremos esta historia de relatos espectaculares sobre Joan Miguel García, o Pujol (su padre) en Barcelona de Cataluña, donde de origen burgués nació ese valioso personaje el 14 de febrero de 1912, en la calle Muntaner Nº 70, como uno entre los cuatro hijos de un gerundense industrial catalán muerto en 1933,  que eleva con rigidez “moral” conservadora a su familia, y de la granadina Mercedes García Guijarro. El mundo político nacionalista y liberal de Cataluña, mientras él crece, era muy complejo, con ejemplos que pudo ver desde pequeño, frente a la opulenta capitalidad de Madrid, donde se cuecen habas con ideas hasta republicanas ante la monarquía del picaflor  rey   Alfonso XIII, apuntalado entonces por la dictadura del general Primo de Ribera, que ya es la antesala de una efímera república de Azaña, Negrín, Prieto y otros más, con cuyo despelote de quemar conventos y asesinar curas y monjas estalla una guerra fratricida que sin kalashnikov a la mano en más de tres años alcanza más de un millón de muertos. Cuando estalla la contienda Juan Pujol alcanza los 24 años de edad y finalmente se ve obligado a enrolarse en el bando republicano allá dominante, pero con la mentalidad formada que tiene y las barbaridades de sacrificados que logra apreciar, en medio del combate salta la barrera y en septiembre de 1938 se ubica en el bando franquista, para viajar a Burgos, la entonces capital y sede del gobierno de esas ideas conservadoras, y donde el oficial pronto conoce a su primera mujer, Aracelis González Carballo, bonita, gallega elegante y culta que trabaja en los servicios confidenciales, la que será una compañera fiel en el inicio de tan tortuosa carrera enigmática. Luego, con el triunfo guerrero del general Francisco Franco a esa pareja matrimonial la vemos establecida en el Madrid de los años 40, casados en abril de esta década, cuando ya la Segunda Guerra Mundial destruye a Europa y el éxito de Hitler aterroriza a quienes van quedando en retaguardia.
En Madrid es donde comienza a enredarse el papagayo de esta trama,  porque  a la pareja bajo cuerda le interesa un cambio de situación en su país que maneja en forma férrea el franquismo, de donde a través de Aracelis  en 1940 Joan ofrece trabajar en servicios de inteligencia con los ingleses, mas la embajada que tienen en Madrid luego de estudiado el caso responde sobre tal oferta en forma negativa. Pero picados de esta situación escogida y dando un giro sensacional al asunto en 1941 deciden trasladarse a Lisboa, en el empeño de su acción, para preparar un plan a objeto de convencer esta vez a los alemanes sobre sus servicios profesionales de espionaje, y dentro del aparato que se monta de vuelta en Madrid la graciosa Araceli persuade a los de la embajada alemana del Reich de que su marido que había trabajado desde luego con Franco en Burgos y por los documentos forjados que aporta, como un pasaporte con visa inglesa, de donde aceptan que labore en esos menesteres silenciosos y a favor del nazismo. A partir de ese momento a Joan Pujol se le asigna un nombre en clave, que es Rufus o Alaric “con el grupo que maneja”, entrando a depender de la ABWEHR, oficina  de inteligencia al mando del célebre almirante Wilhelm Canaris y cuyo inmediato superior era el coronel Karl Erich Kuhlenthal, oficial avezado en contrainteligencia establecido en Madrid.
Cuando Alaric ya barbudo parte para Londres, lo que hace así creer a los alemanes, en verdad que se establece en Lisboa, ciudad que con El Cairo y Estambul, eran cabezas del espionaje en esta guerra mundial. Pronto desde Lisboa y con una capacidad impresionante comienza a enviar información convincente y precisa a Madrid por radio, mediante un tinglado que monta valiéndose de cierto  mapa, el diccionario de términos militares, datos que extraía de la Biblioteca de Lisboa y noticias del cine, como pasos de flotas mercantes, los que daba tardíos alegando dificultades en la línea, al tiempo que informa con detalles el haber creado una red bajo su mando en Gran Bretaña, que llega a tener 14 agentes ficticios y 11 contactos convencidos de las bondades del Reich, y aquí viene en la fantasía esa  primera relación con Venezuela, pues en dicho equipo incluye a dos venezolanos, uno, Benedicto, que estudia en Glasgow de Escocia, y otro pariente que trabaja en el Canadá, por cierto amigo de Baco, pues se pasaba a menudo de copas. Mientras andamos en el mundo de la fantasía creíble, `por su parte Araceli (Arabel llamada por lo alemanes) vuelve en privado a la embajada inglesa en Madrid, con papeles y documentos que demuestran la increíble hazaña que realiza su marido Pujol, y ante los hechos evidentes que allí se constatan el gobierno de Su Majestad previo estudio del caso acepta que Alaric ingrese en calidad de doble agente al delicado servicio secreto en el ramo de contrainteligencia, dependiente del M15 pero entrando en contacto con retransmisión de códigos por radio a través del M16, de la oficina establecida en Gibraltar. A partir de su nombramiento inglés a Pujol se le asigna el nombre en clave de Garbo, por la maestría que tuvo en los papeles desempeñados, en comparación con la famosa artista sueca en boga, Greta Garbo.
Finalmente en abril de 1942 Garbo y Araceli con un hijo llegan a Inglaterra, para trabajar allí por el éxito que recogen en Lisboa, a servir en inteligencia, contraespionaje y desinformación, por cuya capacidad a Garbo los ingleses pronto  lo elevan a la categoría de “A1 Agent”. En Londres permanecerá a las órdenes del comité secreto XX, y su superior en el M15 (inteligencia interna) será siempre el avezado capitán Paúl Harris, con quien cultiva una excelente amistad. Mientras seguía informando con datos falsos pero muy bien preparados ya en el M15 londinense, comienza a urdirse con planes precisos la invasión de las fuerzas aliadas comandadas por el general Eisenhower, en lo que Garbo jugará un papel protagónico y fundamental para el éxito de la misión Fortitude, que se llevará a cabo el famoso “Día D”, o sea el del desembarco principalmente de fuerzas anfibias en territorio continental europeo, por cuyo éxito de Garbo no solo fue lleno de méritos y reconocimientos posteriores, sino que debido  a su maestría en la hazaña del engaño a los nazis, permitió salvar muchos miles de vidas que de otro modo  hubieran perecido bajo el fuego de los cañones, los bombardeos y las ametralladoras de los adversarios soldados alemanes. Para cumplir este objetivo con un mayor detalle el doble agente Garbo comenzó a enviar información críptica, en clave o cifrada a sus superiores del bando hitleriano, lo que por intermedio del encargado de la defensa continental mariscal von Rundstedt y el mismo zorro Rommel, cayeron en la trampa urdida por Garbo, y así se reconoció después, es decir, en el error garrafal hacerles creer a los  nazis que las fuerzas aliadas eran muy superiores a las efectivas, y sobre todo a convencerlos sobre que la invasión aliada en junio de 1944 iba a ser por el estrecho o paso de Calais, frente al inglés Dover, y no por las playas de Normandía, situadas a 250 kilómetros al Sur, lo que hace movilizar a Berlín ingente cantidad de tropa y material hacia ese estrecho, al tanto que Normandía permaneció casi vacía, lo que fue excelente para el desembarco aliado, mientras Alaric comentaba a sus superiores germanos que lo de Normandía (Overlord) era una maniobra de distracción, pero que a última hora decidieron cambiar los planes efectuando allí el verdadero desembarco. Otra viveza esgrimida por Garbo fue el dirigir a Berlín información errada sobre sitios donde se debía incursionar con las terribles bombas autopropulsadas V2, lo que así permitió eludir mayores daños en la población civil londinense. Y pensar que los alemanes con todo su extenso y poderoso servicio secreto se dejaron caer en la trampa forjada por Garbo, permitiendo además, dentro del éxito acortar el tiempo de esta guerra carnicera.
Con los laureles del triunfo y derrotada la Alemania hitleriana, la pareja de Garbo y Arabel deciden regresar a España, mientras el gobierno inglés recompensa su acción con un cheque de 15.000 libras esterlinas, pero una vez vuelto el matrimonio a Madrid se encuentra con una España agotada, casi en la miseria y el desempleo, atenaceando la emigración el ser un país lleno de deudas y sin salida a corto plazo, sometido ahora al dictado del embargo por las potencias occidentales, que es cuando Alaric o Rufus, que siempre vivió entre dos vidas paralelas visita a la Embajada alemana del Oeste (Federal) y donde es recibido con gran afecto por los diplomáticos germanos que sin saber de sus hazañas en el contraespionaje inglés felicitan a Rufus y lo premian no solo con 25.OOO pesetas de recompensa a sus servicios especiales, sino que le informan que entre las última disposiciones del III Reich se le había concedido la Cruz  de Hierro en el Grado Segundo, equivalente a personajes distinguidos dentro del campo militar, que le sería pronto entregada. Con el dinero en este caso recibido y por cuanto España ocultaba muchos nazis que se escondían en aquel país que fue amigo y colaborador de Hitler, ante la sospecha de cualquier atentado en su contra, pues ya se conocía a través de la prensa y el libro algo de la gesta cumplida por Garbo y Alaric en la guerra pasada,  la pareja decide emigrar por barco a Venezuela, en busca de futuro y para olvidar hasta su propia existencia, que es como llegan por La Guaira a tierra venezolana, a poco de alejarse de la península ibérica.
En la Caracas del auge petrolero y del inicio de la democracia, parece que la rueda de la fortuna y la vida apartada que llevaban, sobre todo de la colonia hispana en fuerte crecimiento, debido al pasado cercano que vivieron, hizo crisis, aunado ello a que los negocios que montaron no iban bien, al extremo que Aracelis pronto toma una determinación y con sus hijos menores regresa a Madrid para romper todo lazo de comunicación e intereses, lo que termina en el divorcio de la pareja y la extinción del vínculo, sin dejar ningún rastro, ni siquiera de direcciones.  Desconocemos cómo Pujol entró en contacto con la empresa petrolera Shell, de origen británico en buena parte, a tal suerte que por el manejo excelente del idioma inglés y el castellano desde luego, el catalán encontró plaza de traducción y enseñanza al personal del idioma cervantino entre la colonia de ingleses y otros deseosos de esta lengua, por lo que se establece y por muchos años en la costa oriental del lago de Maracaibo, en Lagunillas, que entonces bullía en riquezas y de petróleo, donde en poco tiempo conoció a Carmen Cilia, su segunda  mujer, que le daría otros tres hijos en el matrimonio. De lo pasado, pasado queda, porque Joan, o Juan García, como le llamaban, nunca habló de ello, y la abnegada Carmen Cilia nada supo de la otra familia residente en España, ni aquellos familiares de España (cuatro hermanos y herederos) supieron nunca más  de Joan. Luego de su estancia por años en Lagunillas Joan y Carmen se trasladan a Caracas, donde de nuevo el catalán reabre algún negocio con igual suerte de malas, que apenas daba para subsistir, en lo que  se afana todavía en 1971, pero viendo que la situación empeora decide trasladarse al burgo playero y turístico de Choroní, en el estado Aragua, donde va a reposar este gigante de la historia secreta, reservado, amable, meticuloso, calvo, pequeño, delgado, atento, ágil y siempre de buen humor.
Pero como ocurre que las mentiras cual la Historia no se pueden esconder, porque siempre afluye la verdad, los investigadores sobre todo ingleses comienzan a escribir la vida y misterios de Garbo, puesto que nada se sabe acerca de sus andanzas, y entre sus conocidos europeos se había regado la fama, luego de estar casa de un compañero en las islas Baleares, de que se mantuvo en Angola y allá había muerto de malaria, hacia 1949. En estas incertidumbres para esclarecer la verdad andaba un escritor inglés deseoso de hacer un libro sobre Garbo, por lo que en Barcelona contrata un servicio investigador que a fuerza de constancia en el libreto telefónico de la ciudad condal logra encontrar una hermana de Joan, quien asustada dice que apenas guarda de él un viejo apartado de Correos en Caracas, y este Nigel West, que así se llama el conocido escritor, ni corto ni perezoso en 1984 envía a Caracas un emisario, que en La Trinidad lo encuentra casa de su hijo Carlos Miguel, luego de doce años  de empeñosa búsqueda. Larga fue la conferencia  citados en Nueva Orleáns el 20 de mayo, para finalmente aceptar Pujol el encargo de producir un  libro compartido, una vez cerciorado el español que habían muerto sus oponentes, y de aquí en adelante sí se abre el camino de la gloria para Garbo, que en Washington visita a Edgar Hoover, el mandamás de la CIA, le entregan la Cruz de Hierro que le tenían guardada, se entrevista con Jordi Pujol, Presidente entonces de la Generalitat de Cataluña, y es recibido ceremonialmente por el príncipe Felipe de Edimburgo, para imponerle en persona, el 3 de junio de 1984 y en el Palacio de Buckingham, la alta presea británica de Miembro de la Orden del Imperio Británico  (MBE), dorada y con lazo rojo que se le había discernido en 1944, mientras los periódicos londinenses en primera página lo traen retratado con la insignia puesta y vuelan otros reconocimientos (ergo, el Imperial War Museum londinense guarda muchos de sus recuerdos e información) e invitaciones, como lo fue su presencia en calidad de convidado especial, en el 40 aniversario del Desembarco en Normadía (Día D), al que asiste junto a 7 jefes de Estado.
A partir de ese momento trascendente llovieron las conferencias, entrevistas, como las seis que yo he contado en el diario Vanguardia de Barcelona, documentales y películas sobre el héroe, y seis libros de alto tiraje, como los de Nigel West,  Javier Juárez (su best seller de Planeta, “El espía que derrotó a Hitler”),  el de sir John Masterman y de Sefton Delmer. Después de recibir la gloria exterior y sin que nadie lo supiera volvió al hogar apacible de Choroní, a recordar sus hazañas excepcionales, sin comunicar de ello a nadie, y muere en Caracas el 19 de octubre de 1988, de 76 años, a la chita callando, cuyas cenizas reposan en el cementerio romántico aunque olvidado de Choroní, a la sombra del mar y donde le acompañan su esposa y una hija, como muchas, pero muchas gaviotas viajeras. Mantuvo dos vidas  contradichas siempre, combatió en ambos bandos en la guerra de España, se casa dos veces y tuvo tres hijos con cada mujer, trabajó para dos servicios secretos en dos países contrincantes. Fue condecorado dignamente por los dos gobiernos en pugna. He aquí, en forma muy apretada, la vida y misterios del gigante de Normandía, que fue el comienzo del fin de otro loco genial, o sea de Adolfo Hitler.

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